(felicis dice)
Hoy el suplemento de Madrid de El País nos ha regalado este lúcido artículo de Eduardo Verdú. Es reconfortante ver que hay gente que piensa como nosotros. Con la mención que ha hecho este hombre de la ensalada con queso de cabra (ese totem sobre el que se sustenta nuestro blog), se me han saltado las lágrimas. Definitivamente, no estamos solos.
No, ¡¡si al final nos vamos a convertir en grupo de presión!!
¡Kubelick, a ese muchacho tan majete hay que invitarlo a comer ya!
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1 comentario:
Pues no qué casi se me saltan las lágrimas. No se si por lo de la cocina estrecha o por que realmente sabe a que no estamos solos, a que no somos los únicos que buscamos sin tregua los bares de obreros de los que sales oliendo a grasa, pero que te ofrece el puchero de cuchara a precio de menú del día...
¿Para cuándo un sitio con ese puchero y sin esos olores? ¿Tan difícil es?
Si encima las sillas pueden no ser potros de tortura, pffff, no lo quiero ni pensar, se me pone un nudo en la garganta...
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