Cómo llegar
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Este año nos vamos a hartar de especiales sobre Londres. Guías
gastronómicas, nuevos lugares de copeteo y de recreo variado forrarán los
suplementos dominicales, las webs y las hojas satinadas de las revistas que aún sigan llegando
al kiosco. Yo quiero aportar mi parcelita, así que ahí va la reseña de un lugar
muy peculiar que descubrí una lluviosa mañana de primavera.
Andaba de mercadillo
por Brick Lane con
@begonaperezUK, cuando decidimos encaminar nuestros pasos hacia su
barrio,
Hackney, antigua zona pobre del noroeste de la ciudad pegada al East
End y, como él, también recuperada a golpe de cultura bohochachi. Hete aquí que,
a medio camino, nos topamos con una granja. Así es, como una puerta ultra
dimensional que comunicara directamente la capital del Támesis con
Portlandia,
allí estaba,
el paraíso dominical de cualquier progenitor urbanita con cargo de
conciencia. Un espacio donde disfrutar de un excelente
brunch cocinado con
productos frescos y tener a los enanos entretenidos al mismo tiempo. Por una mañana, aquellos
desaprensivos que hayan decidido criar a sus hijos en el centro de una ciudad o
que prefieran llevarles de vacaciones a tragar monóxido de carbono en una
capital civilizada en vez de explorar una montaña salvaje, paliarán su sentimiento
de culpa viendo cómo sus nenes reconocen al burrito, a la gallina, al cerdo, y
cómo les modelan con cerámica una taza de recuerdo.
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