Can Costa





Cómo llegar
Teléfono: 971612263




Casa de comidas escondida en plena Sierra de Tramontana. El edificio data del siglo XIII, tiene un acogedor salón donde en invierno se puede almorzar al amor de la lumbre y un cenador que desde la primavera da la opción de admirar el deshielo en las montañas. Amplia carta de especialidades de la tierra, frito mallorquín a base de asadura de cordero para quien le guste la casquería y un arroz brut delicioso. Imprescindible curiosear por la segunda planta, tipo desván, llena de cachivaches imposibles.


Shahjahan





Cómo llegar
Teléfono: +310206240122



La cuenta, por favor


Pequeño restaurante hindú escondido en una callejuela del Joordaan. Tiene dos particularidades que lo hacen atractivo para los españoles que estén de visita en Ámsterdam: es muy barato y está abierto hasta la media noche. La comida es estupenda pero si la tomas en el interior del local corres el riesgo de salir atufando a curry. La falta de ventilación y la roña pegada a los rincones te garantiza un viaje de ida y vuelta a Bombay capital. Por suerte, tiene un par de veladores muy monos, encaramados al trozo de acera que le corresponde a la fachada. El pollo vindaloo, riquísimo; lo sirven con arroz largo tintado de azafrán y un guisote de verduras parecido a la menestra. Las samosas, bien fritas, con el rebozado seco y crujiente. Las raciones son abundantes así que conviene controlarse a la hora de pedir.


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Luna Rossa

 



Cómo llegar
Teléfono: 915321454

La cuenta, por favor

Después de una tarde maratón de Los Soprano tenía un antojo irrefrenable de comer pasta y me acordé de Luna Rossa, una trattoría napolitana muy cercana a la Gran Vía en la que había estado hace tiempo. El local ha perdido todo su encanto; en vez de las velitas, los manteles de cuadros y el Torna Sorrento de fondo que recordaba, me encontré con una pantalla de cincuenta pulgadas suspendida del techo en la que daban en bucle las hazañas de la Selección Nacional, a veinticuatro horas de la gran final. Pedimos unos gnocchi cuatro quesos suavecitos tirando a simplones, cocinados con mucha ricota y nada de gorgonzola,  y unos spaguetti nero con pulpitos y tomate que lo mismo podía haber sido los de atrezzo que Paulie desprecia en la comida con los mafiosos italianos del capítulo cuatro de la segunda temporada, porque no sabían a nada. Lo mejor, la deliciosa focaccia de rúcula y pancetta y el vino siciliano Nero D’Avola. El tiramisú, prescindible. Conclusión, si vais, pedid pizza y que os apaguen la tele.
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Hotel Restaurante Los Patios

Teléfono: 957478340


La cuenta, por favor

El digestivo

El pacharán, el orujo blanco, el licor de hierbas, servidos siempre en vaso de chupito o en copa de balón, es ese detallito con el que los restaurantes se tiran el rollo de generosos cuando te has zampado una comilona considerable. Dicen que tiene propiedades digestivas pero yo siempre he pensado que, si la intención es asimilar bien los 50 eurazos por barba, ya podrían estirarse e invitar a unos gin tonics. Porque no nos engañan, “casero” no es sinónimo de “mejor”, sólo de “más barato”. Para ellos, claro, porque en la bendita España de la melancolía perpetua los meseros insisten en cobrarte un plus por ofrecerte lo mismo con lo que tu abuela cebó a su numerosa prole en una economía de posguerra. El orujo es el colmo del reciclaje. Se obtiene destilando el bagazo de la uva. Bagazo, eufemismo que da categoría a una etiqueta en la que debería poner “este emborrachador está elaborado a partir de desperdicios”. Eso es, la piel, las semillas y los tallos de la uva, o sea, que todo lo que no es zumo, es bagazo.

Después de estar de cata por Córdoba durante dos días, a la búsqueda de las berenjenas a la miel y el salmorejo perfectos, decidimos hacer tiempo hasta la hora de coger el tren tomado un licorcito de sobremesa en uno de esos maravillosos restaurantes con patio situados frente a la mezquita. El local es impresionante, repleto de geranios, ficus (¿fícuses?), cintas, potos y buganvillas, y, vale, no llegamos a comer, así que tampoco es que nos lo fueran a regalar. Pero me parece a mí que 5,25 eurazos más IVA (del antiguo) por cáscaras de uva es una pasada.



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