(aged.)





Cómo llegar
Teléfono: 0012127120700

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De día es un local más del Upper West Side donde lunchear o brunchear, monísimo y nada original, como esa obsesión por el little white dress que todas las tiendas de ropa tienen esta primavera del dos mil doce. De noche, sin embargo, la barra del (aged.) luce como una veterana de los años cuarenta, tan elegante bajo la luz dorada que entran ganas de echarse el mechón sobre el ojo y sacar la pitillera. Las ensaladas son enormes, las hamburguesas, muy recomendables y ponen aceite de oliva como aperitivo.





Joseph Leonard





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Teléfono: 0016464298383

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(Sin espoilers. Del tercer episodio de la segunda temporada de El ala oeste de la Casa Blanca, The Midterms.)



A Obama le ha quedado muy Bartlet eso de apoyar el matrimonio gay a pocos meses de las elecciones. El personaje de Sorkin no se atrevió a tanto durante sus dos mandatos al frente de El ala oeste de la Casa Blanca. Parece que fue ayer cuando empezamos a perseguirle a deshoras por La 2 de Televisión Española y han volado quince años desde que Martin Sheen se convirtiera en el mejor presidente de Estados Unidos. Eran otros tiempos y una audacia como la de casar a sodomitas y bolleras ni se planteaba. Nostalgias rancias aparte, es un alivio comprobar que el sentido común termina por imponerse a la cerrilidad. No sé qué historias de perversión trepidante le habrán contado al obispo de Alcalá de Henares pero la época en que los hombres que gustaban de refregarse con otros hombres sólo podían buscar plan a oscuras en un puticlub, acuciados por la amenaza de que la policía diera una patada en la puerta, se van quedando cada vez más lejos. Lo normal es que esos señores se despierten abrazados, remoloneado, con la luz de la mañana iluminándoles la cara, en habitaciones de casas hipotecadas a medias. El sexo sigue siendo furtivo, claro, pero como lo es el de cualquier otro padre de familia cuyos hijos duermen en el cuarto de al lado. Todo muy aburrido y muy convencional, como, al parecer, retrata la nueva serie de Ryan Murphy.

La Stonewall Inn, símbolo de aquellos días penosos del oscurantismo y el cachiporrazo, continúa en el West Village pero, lejos de ocultarse, ahora exhibe con chulería una bandera multicolor en su fachada. La puedes ver desde uno de los laterales del restaurante de la acera de enfrente, el Joseph Leonard, mientras te toca el turno para cenar. Este pequeño local no admite reservas y sólo tiene media docena de mesas. Vale la pena esperar porque es muy cuco, tiene buenos precios y los platos son una discreta representación de la cocina tradicional americana envuelta en el rollo de "apartamento shabby- chic” que, como bien apuntaba el New Yorker en una reseña, impregna el ambiente. Delicioso el pollo asado en sartén, nativo del sur, con la piel crujiente y el interior tierno, acompañado de un succotash de verduritas, maíz y judías de Lima salteadas con mantequilla. Y en honor a otro cuento antiguo sobre lecciones morales, también me tomé unas ostras traídas de Virginia. Con gusto y apetito, he de decir.








Ágora (Hotel Ada Palace)





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Teléfono: 917011919

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No sólo de Urban y Óscar vive el verano de Madrid. El centro de la capital está llenito de terrazas de hoteles con vistas espectaculares, combinados bien mezclados y servicio pretencioso. La del restaurante Ágora (Hotel Ada Palace) ocupa una de las esquinas de Gran Vía con Marqués de Valdeiglesias y tiene una cocina muy buena. Sirven menú cerrado todos los días, sobre veinticinco euros en las comidas y treinta y cinco en las cenas. Si decides explorar la carta, hay que tener en cuenta el bizcocho de boletus y los chipirones en su tinta. Pero, sobre todo, no dejes escapar el extraordinario risotto de calabaza, al que le sienta de maravilla la dulzura y la modorra de un dry martini perfecto.

Miya





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Teléfono: 913593298

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Junto a la plaza del Perú, menú del día con plato principal a elegir, sushi, roll, pollo o verduras. Acompañadas de arroz o tallarines, un entrante un postre y sopa miso. Antiguamente era un sitio de referencia para tomar pato pekinés preparado al modo tradicional, pero cambiaron de chef y ahora se centran en la comida nipona. 

Entrantes y postres

Platos principales


Acompañamientos



Estrela do mar



Praia dos pescadores
Armaçao de Pera
Portugal.


Ésta es la cara que se me queda a mí 
cada vez que veo un capítulo de Fringe.
Utilizo demasiado a menudo la expresión "no soy target" para definir de forma diplomática aquello que no me gusta y que, por unas cosas u otras, goza de gran aceptación. Si alguien me calienta la oreja intentando convencerme de las lindezas de Fringe, por dar un ejemplo de una serie que me aburre sobremanera, uso la frasecita para zanjar la conversación: por mucho que insistas, no es para mí, no formo parte del grupo al que llega la ficción de Abrams. Hay algunas cosas... que no.
Lo mismo pasa con los tipos de comida y los condimentos. Por ejemplo, detesto el cilantro. Lo identifico como un perdiguero la presa aunque esté imperceptiblemente disuelto en una salsa. Cuando le preguntas al camarero si el maldito hierbajo está presente en ese plato que recomienda con tanto entusiasmo, nueve de cada diez veces soltará aquello de "es sólo un poquito; ni lo vas a notar", frase tipo que, como todos sabemos, se creó para embaucar a almas cándidas. De vez en cuando, me dejo y digo que sí, que voy a probar a ver si en esta ocasión la mezcla, sea un guiso modélico o un capítulo especial de la serie, me convence. Que me traiga el arroz caldoso, que me encanta, como Joshua Jackson, a ver si uno u otro me hace cambiar de opinión. Y siempre termino con una mueca de disgusto, intentando pillar las ramitas del potente apiáceo, o un pedazo de trama que tenga algo de sentido.



Lo de Fringe lo he dado ya por imposible pero, una vez he espulgado el plato como una niña chica, y he conseguido retirar todos los trozos de cilatro, el arroz caldoso es una de las cosas que más me gusta comer. En la Praia de los pescadores de Armaçao de Pera, en el chiringuito Estrela do mar, puedes ponerte ciego de arroz de marisco por cuatro duros.