Mercado de la Reina / Alfredo's Barbacoa




 

Mercado de la Reina ..............Alfredo's Barbacoa
Cómo llegar..........................................· Zona Retiro:Como llegar 
...............................................................Teléfono: 91 576 62 71
Teléfono: 915213198..................................· Zona Cuzco: Cómo llegar
............................................................... Teléfono: 91345 16 39

Gloria bendita


(kubelick dice)

"You've got to laugh a little, cry a little, until the clouds roll by a little…", llevo toda la semana tarareando la misma melodía y acordándome de Spencer Tracy. The glory of love era el leitmotiv musical de Adivina quién viene esta noche, película en la que Tracy da uno de los más sencillos, hermosos y lúcidos discursos sobre el amor que se hayan visto nunca en el cine, en la tele, en un altar o en la pista de una discoteca. La película, así como el discurso, tenían como objetivo argumentar la estupidez que suponía oponerse a la relación entre la blanca Joanna Drayton, hija de Tracy (& Hepburn) en la ficción, y el negro John Pentice, o sea, Sidney Poitier.

Las familias de Joanna y John representaban dos ejemplos tan diferentes como auténticos de la sociedad americana: los unos WASPS sofisticados, cosmopolitas y pedantes, y los otros negros (pronunciado /nigros/) accesibles, campechanos e ignorantes. Al final de la película, los Drayton y los Prentice terminaban, como recomendaba el Dr. King "uniendo sus manos" y algo más, suponemos. Echando cuentas, si Joanna y John hubiesen tenido un hijo este sería hoy, aproximadamente, de la misma edad que Barack Obama, el recién elegido presidente de los Estados Unidos. De ahí la asociación de ideas y mi persistente tarareo.

Obama es también, como los Prentice y los Drayton, profundamente americano. El país que parió el Jazz es el único capaz de conseguir en una sola generación una fusión de proporciones tan equilibradas, tan perfectas: el prototipo de un producto destinado a triunfar. Solo recuerdo otro ejemplo en la historia de Estados Unidos que haya picado tan alto como Barack Obama: la Hamburguesa.

El abuelo de la Hamburguesa, el Steak Tartar, viajó desde su Rusia natal hasta Alemania donde, a principios del XIX, engendró con una sabrosa cebolla de Hamburgo a su padre, el Frikadelle. Desde pequeñito el Frikadelle estuvo en boca de todos, convirtiéndose muy pronto en la comida favorita de los marineros que frecuentaban el puerto. Seducido por las promesas de prosperidad que venían del otro lado del Atlántico, un día y sin venir a cuento, cual Leonardo Di Caprio henchido de espíritu aventurero, se coló de extranjis en uno de los numerosos barcos que salían para Estados Unidos. Pero como ocurre en las grandes sagas de pioneros, en cuanto pisó la tierra prometida su rastro se perdió durante años. Se dice que el Frikadelle anduvo por Wisconsin y que se buscó la vida en Ohio. Cuentan, incluso, que toda esta historia ocurrió mucho antes y que tuvo un primer descendiente en Nueva York en 1826. Pero lo cierto es que la primera vástiga oficial del alemán Frikadelle está registrada en 1895 en Conetticut. La llamaron Hamburguesa, como orgullosa reivindicación de su origen inmigrante. Fuera como fuese antes de aquello y a partir de entonces, al albor del nuevo siglo, el XX, la Hamburguesa se había establecido ya como el All- American Meal.

No es más que un bocadillo de carne a la parrilla, queso, lechuga y tomate, sazonado con mostaza, kétchup y/o mayonesa. Multinacionales aparte, en Madrid se pueden degustar dos tipos de Hamburguesa muy distintos. Las dos, por lo que las une y por lo que las diferencia, estupendos ejemplos de mezcla de elementos básicos. En el Mercado de la Reina podemos encontrar tumbada sobre un mollete, 200 gramos de jugosa ternera con cebolla caramelizada, queso Manchego, tomate y lechuga romana, cosmopolita y sofisticada como los Drayton. Pero si lo que realmente nos apetece es algo accesible y campechano, si lo que nos tira es el rollo Prentice, entonces tenemos que ir a Alfredo's Barbacoa. Allí nos daremos un homenaje con los casi 300 gramos de una Súper Alfredo's con lechuga y tomate cortado sin miramientos, pediremos extra de queso y bacon, la rociaremos con todo lo que encontremos en el combo de las salsas y la acompañaremos con una patata asada, una mazorca con mantequilla y, el que le guste, con una ensalada de col.



.

La Cocina de Mari






Cómo llegar
Teléfono:
915717966


Menú del día 11 euros


De menú

(kubelick dice)
En España, más que el fútbol o los toros, lo que nos gusta de verdad es criticar. Lo practicamos mucho, lo de criticar digo, porque es gratis y a veces, incluso, puede llegar a ser lucrativo. Y no hace falta tirarse al barro del realitybanderillero envidioso que embestía sin miramientos contra un primer cuchara. Y todo por un quíteme usted allá ese hidrógeno de las comidas. Valiente polémica. ¡Pff!. Hay que ver cómo son los tíos, no hay manera de que pisen una cocina sin dar tres cuartos al pregonero. Porque sí, mucha crema hidratante para un afeitado divino pero la mayoría de los novios/maridos/compañeros que conozco no se acercan a un fogón si no tienen un público más o menos amplio que les de un aplausito o unas cuantas estrellas Michelín. Más de uno y más de dos se dan pisto presumiendo de rey del fogón y te cuentan con precisión de cirujano cómo elaboran su "especialidad" o "lo que se le da bien". Pero solo tengo un amigo que, sin contárselo a nadie, es capaz de organizar a una semana vista una dieta equilibrada en vitaminas, proteínas y euros, de esas típicas de toda la vida, de las que cuadran las cuentas familiares de países en crisis de posguerra. Porque eso es lo que tenemos, mucha tontería aprendida y espejismos de igualdad y una crisis de posguerra de tomo y lomo. Ni más ni menos. Y como en estos días las vacas andan como cabras y como hemos acostumbrado la pestaña a filetes de corte impoluto que parecen atrezzo de bonitos que son pues ya ni siquiera podemos hacer aquello que hacía la abuela de aprovechar del cerdo hasta los andares. de televisión para sacar tajada de tan estimulante actividad. Buen ejemplo es el rifirrafe que hace unos meses saltó a los ruedos de la restauración patria con la publicación de cierto libro de cierto


Comer las vísceras de los animales se ha convertido, también, en un lujo. Ese hígado encebollado, esos riñones al jerez, esas mollejas a la plancha, en estos tiempos que corren si no vienen con tropecientos certificados son más sospechosos que un rumano haciendo footing por La Moraleja. Así que el tan prosaico término de casquería está abocado irremisiblemente a la extinción. Porque somos unos pijos ignorantes faltos de criadillas: leemos foie y no lo asociamos a una glándula sangrante. Y, sin embargo, le negamos el beneficio de la duda a cualquier corderito solo por que tiene un precio razonable y le presuponemos caníbal y bobino, las dos con be, y con un cerebro esponjoso que no sirve para hace buñuelos. Nada más que de criticar y de criticar.


Al cocinero envidioso y segundón del principio le ha salido el tiro del libro envenenado por la culata. He leído esta semana que mientras los Adriás, Arzáks y, Arolas andan de capa caída los restaurantes de menú están en alza. La cocina de Mari ofrece de lunes a viernes tres primeros y tres segundos a elegir, bebida, pan, postre Y café. Todo en La cocina de Mari es “del día”, los guisos, los postres y las salsas. El recinto es reducido pero tiene unos espléndidos ventanales que abren el local hacia la calle. José Rodríguez, omnipresente maestro de ceremonias, ejerce de también de tramoyista mientras reparte entre las mesas platos llenos de comida rica y de buen rollo. Controla hasta el más mínimo detalle, desde el tiempo que llevas esperando hasta el punto del aliño de la ensalada. Y así puede recolectar en persona las alabanzas y agradecimientos con los que le pagamos por darnos de comer tan bien y tan solo por 11 euros al día.




.