No se me ocurre ninguna razón para no ir a John’s Pizzeria si
estás en Nueva York. Se encuentra en Bleecker Street, o sea que puedes echar la tarde
enredando por el Village, ir a cenar directamente y tomar una copa en un lugar
bonito, sin tener que salir del barrio. La comida es buenísima y muy barata. No
es cierto que sólo sirvan pizza, también hay bocatas y pasta hecha a la
italoamericana, con la receta que Clemenza le dio a Michael para cuando
“tuviera que guisar para veinte”: unos ajos fritos en aceite de buena calidad,
tomate natural y tomate en lata, salchicha,
las desmesuradas meatballs, vino y
azúcar. Todo el que ha sido alguien en el universo de la ficción mafiosa, desde
Gandolfini a Sinatra, ha pasado a comer por John’s y tiene su foto colgada en
algún rincón del local. Las pizzas, de superficie irregular, rugosa y
crujiente, están hechas en horno de leña, tienen mil ingredientes para elegir y
cuidado, 14 pulgadas (inches) son 35
centímetros, o sea que el diámetro de la pizza más pequeña es equivalente al de
un balón de playa desinflado. Os dejo mi momento cinematográfico favorito
relacionado con John’s Pizza:
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