Estrela do mar



Praia dos pescadores
Armaçao de Pera
Portugal.


Ésta es la cara que se me queda a mí 
cada vez que veo un capítulo de Fringe.
Utilizo demasiado a menudo la expresión "no soy target" para definir de forma diplomática aquello que no me gusta y que, por unas cosas u otras, goza de gran aceptación. Si alguien me calienta la oreja intentando convencerme de las lindezas de Fringe, por dar un ejemplo de una serie que me aburre sobremanera, uso la frasecita para zanjar la conversación: por mucho que insistas, no es para mí, no formo parte del grupo al que llega la ficción de Abrams. Hay algunas cosas... que no.
Lo mismo pasa con los tipos de comida y los condimentos. Por ejemplo, detesto el cilantro. Lo identifico como un perdiguero la presa aunque esté imperceptiblemente disuelto en una salsa. Cuando le preguntas al camarero si el maldito hierbajo está presente en ese plato que recomienda con tanto entusiasmo, nueve de cada diez veces soltará aquello de "es sólo un poquito; ni lo vas a notar", frase tipo que, como todos sabemos, se creó para embaucar a almas cándidas. De vez en cuando, me dejo y digo que sí, que voy a probar a ver si en esta ocasión la mezcla, sea un guiso modélico o un capítulo especial de la serie, me convence. Que me traiga el arroz caldoso, que me encanta, como Joshua Jackson, a ver si uno u otro me hace cambiar de opinión. Y siempre termino con una mueca de disgusto, intentando pillar las ramitas del potente apiáceo, o un pedazo de trama que tenga algo de sentido.



Lo de Fringe lo he dado ya por imposible pero, una vez he espulgado el plato como una niña chica, y he conseguido retirar todos los trozos de cilatro, el arroz caldoso es una de las cosas que más me gusta comer. En la Praia de los pescadores de Armaçao de Pera, en el chiringuito Estrela do mar, puedes ponerte ciego de arroz de marisco por cuatro duros.

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